Por supuesto, aquí también hay excepciones, y no son pocas. Pero no nos ocuparemos de ellas aquí. Sólo nos ocuparemos de las personas que aprecian su hogar y lo mejoran y embellecen constantemente. Por supuesto, también hay gente que no cuida su casa. No les importa su aspecto y sólo necesitan algo sobre sus cabezas. No les importa que se los coman los piojos. Qué asco.
Pero la mayoría de la gente cuida su piso, su casa o su jardín. Es la clave para muchos de nuestros residentes, porque si el tiempo lo permite, están ahí fuera haciendo algo. O simplemente relajándose al aire libre entre las flores. Si el jardín es más grande, la gente tiene pérgolas y otras construcciones donde también puede pasar su tiempo libre. No hay nada como sentarse en el jardín, preferiblemente junto al fuego con malvaviscos asados. Aunque éstos han sido desplazados por las barbacoas, preferiblemente en una parrilla eléctrica o de gas. Es más limpio y no da trabajo, y además es americano.
Los que no tienen jardín tienen que conformarse con su apartamento. Pero es un lugar agradable para pasar un rato de relax. Y si embelleces tu casa y la cuidas, es acogedora y agradable. Todo el mundo quiere tener una casa a su gusto, así que busca lo que le gusta. Sin embargo, a menudo ocurre que recibe como regalo algo que no le gusta o incluso algo que le resulta molesto. El kitsch puede representar ambas opciones.
Qué hacer con esas cosas no puedo aconsejarlo aquí. Hay más opciones. Alguien las esconde y las saca cuando el dador viene de visita, otro las esconde en un rincón en alguna parte, pero para que se vean al fin y al cabo, y el último las golpea inmediatamente en la cabeza del dador. Seguro que estás pensando: tíralos a la basura. Pues tienes razón, esa es la solución. Afortunadamente, no hay muchos regalos de este tipo y, de todos modos, uno mismo suele comprar el equipo. Así sabe dónde se mete. Si no sabe qué añadir a su casa, pruebe en un sitio web y quizá se le ocurra algo bonito.